Un equipo mexicano de fútbol de amputados está inspirando a las personas a nivel mundial

Nadie duda que en el mundo, el deporte rey es el fútbol. En los cinco continentes, dos equipos se unen en una cancha para enfrentarse en un juego de hermandad. Aunque tradicionalmente ha sido un deporte de hombres jóvenes, cada vez más las mujeres toman un papel protagónico, así como otros grupos sociales. Las personas que se han quedado sin una extremidad se han formado en todo el mundo para constituir un equipo de amputados en muchas localidades. Esto demuestra cómo la perseverancia y la superación personal juegan un papel determinante en una carrera deportiva.

México ha sido uno de los escenarios ideales para que se desarrolle el fútbol para amputados. Este país cuenta con la Liga Mexicana de Fútbol de Amputados, en la que participan 12 equipos. Los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León es una de las divisas que participan esta división balompié mexicano. El equipo de amputados fue fundado en 2012. Desde entonces, son innumerables las historias de superación que lo caracterizan, llegando a ser campeones mundiales en su categoría.

Su presidente, el también jugador Eduardo Cantún Callardo, explica que para pertenecer al equipo el requisito principal es haber perdido al menos una de las extremidades del cuerpo. El equipo tiene una historia reciente pero cargada de logros. Cantún rememora que, en los inicios, se hicieron las convocatorias a los interesados en pertenecer al equipo través de televisoras. Poco a poco y con el tiempo, se pudo constituir la divisa.

Carlos Vásquez, jugador y cofundador del equipo, expresa su amor por el fútbol, reconociendo su pluralidad. “El fútbol no te discrimina. Está el balón y no le importa si eres rubio, moreno, si no tienes una pierna, si no ves. Si tienes una discapacidad, la verdad es que el fútbol no te limita y le agradecemos que nos deje disfrutar de este hermoso deporte”, sentenció.

Son muchos los jugadores que se han sobrepuesto a su discapacidad y hacen presencia en los Tigres UANL. Alan Oziel, uno de sus jugadores, perdió su pierna en un accidente mientras jugaba a las escondidas, a la edad de 5 años. Para él, lo más importante es el ambiente de hermandad que encontró en el equipo de amputados. Oziel resalta “la aceptación de los demás compañeros, que estamos en iguales circunstancias. Nos apoyamos y a pesar de que no tenemos una extremidad, la vida aún sigue”.

Todas las historias de superación se repiten en cada equipo de amputados de la liga. Abel Mora perdió la pierna por el cáncer a los 15 años de edad. Hoy en día, es el capitán de las Panteras de Ciudad de México. “Conozco muchas personas en mi situación que se deprimen y simplemente se quedan en casa. Pero eso nunca fue una opción para mí”, afirma Mora, que además se muestra contento de narrar su experiencia como futbolista a los interesados.
Las Panteras de Ciudad de México fueron fundadas por Germán González hace dos años. Él ve al equipo como una forma de motivación a sus jugadores, porque después de la amputación “muchos terminan sintiendo que no valen nada, que son una carga”.

También están presentes en la Ciudad de México, los Guerreros Aztecas. Hugo Cárabes es su jugador estrella. Antes del accidente en el que perdió su pierna, jugaba en las inferiores del club Nexaca. Cárabes es también el mejor jugador del equipo, según el director técnico Ernesto Lino, quien hace su trabajo de forma voluntaria. En este equipo hay una particularidad importante: juega una mujer, Karina Torres. Es una de las pocas mujeres de la liga. Su motivación es su hijo y la defensa de su género.

Este deporte es muy similar al fútbol 7, y tiene reglas precisas en las que ningún jugador puede tocar la pelota para sus muletas. La mayor exigencia entre los equipos de fútbol para amputados en México es la profesionalización de la liga. Esto permitiría, la formación de árbitros especializados en esta modalidad. Además, sus jugadores y empleados serían considerados trabajadores. De esta forma, podrían acceder a sueños como jugar en los grandes estadios ante el público. Pero ninguna condición laboral puede quitarles el mayor reconocimiento de todos: sobreponerse a la adversidad y ser un futbolista de ensueño.

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